En esta ocasión, y con su autorización, hacemos nuestra la crónica publicada ayer en Atlántico Diario por el periodista Santiago Alonso.
Iván Roade y Uxía Pérez ganaron ayer en el retorno del memorial del Comesaña, la cita que mantiene vivo el cross en Galicia y reaviva los ánimos aletargados.
Lo mucho que vale la pena el Belarmino. La rabia de Iván Roade, que se vio retirado y ahora se ve ganando. Las lágrimas de liberación de Uxía Pérez, a quien las dudas en el campo a través atormentaban. El futuro de Paula Cabaleiro y su poderoso tren inferior e Iker González. El impagable pundonor de Natalia García o de Claudia Rivas para acudir y correr. La humedad entrando en combinación con la cálida respiración de los corredores. La ilusión en forma de dorsal de los más pequeños iniciándose. El sol de invierno, la lluvia de otoño. La llama viva del cross, una disciplina de tanto pasado que está cayendo en el olvido, sin gallegos trotando estos días por el calendario estatal, ya no digamos internacional, como otrora. El Memorial Belarmino Alonso evita que no haya que hacerle un memorial al campo a través gallego.
El Comesaña Sporting Club le pone puertas al monte, pandemia mediante. Una de entrada y otra de salida, con control sanitario. La puerta hacia una cita necesaria, hacia un ambiente que se echaba en falta. Una de esas pequeñas grandes cosas que te reconcilian, aunque sea momentáneamente, con la vida. Sin lujos federativos. Con todos los demás.
Tras los sub-20 y sub-18, que coronaron a Paula Cabaleiro (Atletismo Tui) e Iker González (Atlética Lucense) -sub-18 ella, sub-20 él-, partió la carrera sénior y sub-23 masculina. Una treintena de hombres bajo el sol invernal y una batalla prevista: el nigranés Iván Roade contra los galgos de la Gimnástica, especialmente el vigués Carlos Porto. Nadie ganó a revoluciones al del Val Miñor, cuyo menudo cuerpo se adapta como un guante al revirado circuito del campo de A Xunqueira. Ganó por fisonomía, por pulmones, por corazón y por piernas. En el contraste de su correr multiplicando cadencia y de su principal rival dibujando zancada se entretuvo el público presente. En la pelea por el tercer peldaño del podio, Adrián Lago pagó el ímpetu inicial y Manuel Lorenzo se benefició de su sabiduría.
Tocaba trotar a las mujeres. Nueve salieron con los paternales aplausos de los padres de los niños que después poblarían el circuito. Uxía Pérez, Sandra Mosquera y Ángela González, las tres con convocatorias internacionales a sus espaldas, marcaron el ritmo, pero la menuda tudense con un punto más de intensidad. Mosquera, corriendo en casa de su club, trató de mantenerla a la vista, pero pronto cejó en el empeño con la segunda plaza ya asegurada. Y, por detrás, González encontró, mediada la prueba, la compañía de la guardesa Eva Piñel. Las dos se jugaron al esprint la tercera plaza con victoria, lógica por su valía como mediofondista, de la primera.
Del poder sanador del Belarmino hablaron los dos ganadores. “Poder volver a correr aquí é unha pasada. Estiven moito tempo parado, a punto de deixalo. Faltoume pouco. A pandemia, non atopaba entrenador, o traballo… Gracias a Pepe Mareca, que me chamou”, relexionó Roade. “Quería demostrarme a mí misma que no estoy mal de forma porque este año no me salió muy bien el cross. Necesitaba correr para sentirme bien y decirme: venga, que sí que puedes. Necesitaba encontrarme otra vez y, si es en casa, pues mejor. Me encontré muy bien y ahora con más ganas. Pensé en dejar la temporada, dejar todo. Llevo unas semanas muy complicadas”. reconoció Uxía. Sanados.